Edificio de fachada antigua, de dos plantas de altura, de rejas rectas típicas de la época en primera planta, ventanucos en segunda y gran portón de madera, donde se observan unos clavos de hierro, todo esto encierra un lugar único, un santuario, de olor, sabor y tradición,, “EL ALFOLÍ”, entorno único donde convive la historia del grano, el vino y el aceite.
En el concepto bíblico, el alfolí era una especie de receptáculo o granero que se usaba para que el pueblo de Israel depositará sus ofrendas y diezmos de todas sus cosechas.
Este emblemático lugar fue uno de los siete molinos de aceite, El Molino Montefiore,. y posteriormente pasó a ser un granero, almacén de grano, con molino propio, durante más de 40 años.
Años después se convirtió en bodega privada, con caldos de calidad exquisita, un recorrido por los sentidos del paladar. Estamos ante un edificio con más de 100 años de antigüedad, fue reconstruido por partes, pero mantiene la esencia, los materiales y la estructura de la época. A la entrada una pequeña sacristía, con techos hechos con vigas de madera y yeso, con suelo de piedras de molino, una piedra muy especial, que nuestros antepasados tenía como termómetro, ya que con el cambio de color y de humedad, predecía los cambios climáticos. Esa zona constituía el “despacho” (para despachar, vender) del “Ajolín”, como en la época se conocía a los almacenes de grano, o graneros, sin duda alguna, recoge su nombre de la presencia Judía en la localidad.
La “Sacristía”, está separada de la nave principal, por una reja, que deja ver el encanto y el aroma de lo que guarda, más o menos bucólica, dependiendo de la luz que la ilumina, del juego de colores que el sol y esparto que cuelga de las ventanas frontales deja entrar. Esa nave rectangular, fue antaño un granero, distribuida por atrojes horizontales a un lado y grano ensacado al otro, que recogían todas las cosechas, que provenían de la riqueza del campo. Si levantamos la vista, nos encontramos con un techo de artesonado sencillo pero a la vez hermoso, con una altura que tan necesaria para un buen Alfolí. De vigas de madera, color caoba, de las que cuelgan unas sencillas lámparas, que tiempos atrás iluminaron las calles de Lucena. Lámparas que fueron adquiridas al Ayuntamiento, cuando dejaron de iluminar nuestras calles.
Al traspasar el umbral de la reja, nos encontramos a nuestra derecha con una empinada escalera, en la que destaca “El mamperlán o friso” en madera, los peldaños pintados en roja alcaparrosa y los frontales de blanca cal. Al traspasar la puerta nos encontramos en una estancia que cobijó durante la posguerra, cuando existían restricciones en la venta de trigo para los animales, y solo estaba permitida su venta para hacer pan, pequeños atrojes de trigo.
Una estrecha y empinada escalera nos lleva a otra estancia más pequeña, con pequeños ventanucos, que unas veces era utilizada para seguir almacenando trigo y otras para guardar utensilios, cuartillas, aperos de labranza.
Volviendo a la nave principal, observamos que a cada lado nos encontramos con “cachones” de botas de madera de Roble, donde se produce el milagro de convertir los azucares del mosto en un excelente vino natural. El “cachón” de la derecha es conocido como “Cachón de la Lata”, recoge su nombre de la emblemática taberna de Lucena “Taberna la Lata”, único establecimiento del mundo que servía el vino en vasos de lata.
Al final de la nave central existe un patio andaluz, de paredes de cal blanca, rodeado del azahar que desprenden los naranjos que lo albergan y con un magnifico pozo empedrado, llamado pozo de las satisfacciones.
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Datos de Contacto
Ayuntamiento: Lucena
Calle: Molino, 21
Código Postal: 14900
Idiomas: Español e inglés.
Persona de contacto: Mª Carmen Rueda
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